En el cerebro ocurren muchas cosas que una vez que son explicadas con claridad ayudan a las personas a entender que hay un motivo que condiciona su manera de sentir y actuar. Una vez entendido cómo se da este funcionamiento es posible llevar a cabo acciones que ayuden a entrenar a nuestro cerebro y mejorar nuestra calidad de vida. De cierta forma podemos “hackear nuestro cerebro” si así lo queremos.
El secuestro de la amígdala
Una de las cosas que suelen ocurrir en nuestro cerebro se denomina el secuestro de la amígdala. Se trata de una respuesta automática y desproporcionada de la mente ante lo que sucede.
En este momento lo que ocurre es que la amígdala, donde está la emoción, se comunica con el hipocampo que es donde están los recuerdos. Este canal de comunicación debe de ser lo más sano posible. Sin embargo, si se presenta un recuerdo que no se ha quedado bien archivado en el hipocampo, la reacción de la amígdala va a ser muy fuerte. Esto nos puede ocurrir con personas, con animales, con lugares o incluso con los hijos. Hay muchas personas que durante la crianza se enfadan de manera desproporcionada por algunas acciones que hacen sus hijos. Lo ideal para poder lidiar con esto es identificar el detonante para no tener una escalada explosiva.
Para entrenar al cerebro es importante ponernos en contexto
Todos experimentamos sucesos en el día a día y, mientras que unos nos pueden afectar mucho, otros nos pueden parecer insignificantes. Por ejemplo, imagínate que un día llega tu hijo a casa y ha reprobado todos los cursos del bimestre, pero da la casualidad de que justo este día te aumentaron el sueldo y, por ende, percibes que el tema de las asignaturas queda relegado a un segundo plano y que es solucionable. Sin embargo, si ese mismo día a ti, en vez de subirte el sueldo te lo disminuyeron, el hecho de que tu hijo haya reprobado una materia terminará siendo una carga negativa más sobre la cual reaccionarás de manera intensa.
Todos nosotros interpretamos la vida de una u otra manera dependiendo de una serie de factores:
El sistema de creencias: todos nosotros tenemos una idea prefijada de cómo debe de ser la vida a nivel ético, moral, político, económico, de cómo queremos que nos traten y como creemos que deben de ser las cosas. Son nuestras expectativas y aspiraciones de cómo debería ser el mundo que nos rodea. Hasta la persona más tolerante tiene un sistema de creencias en concreto. Y es muy importante conocerlo para entender cómo es que vamos a interpretar las cosas a nuestro alrededor.
El estado de ánimo: si uno está contento la interpretación de las situaciones que ocurren a tu alrededor tiende a ser más optimista, si uno está molesto, pues más pesimista. El estado de ánimo funciona como un filtro mediante el cual vemos lo que ocurre a nuestro alrededor. El estado de ánimo depende bastante de cómo dormimos, de las circunstancias que nos rodean, de la personalidad de cada individuo. Por ejemplo, la desconfianza y el ser sensible pueden influenciar en nuestro estado de ánimo permitiendo que determinadas situaciones nos afecten más de lo que deberían. Actitudes como el estar quejándose constantemente influyen en nuestra forma de percibir y entender el mundo porque sugestionan al cerebro y lo retroalimentan constantemente con información pesimista.
El sistema reticular activador ascendente: es una zona que se encuentra en el tallo encefálico que posee pocas neuronas, pero cuya función es muy interesante ya que se basa en filtrar todo lo que nos sucede en el día a día y rescatar solamente aquello que realmente nos interesa. Nuestro cerebro recibe constantemente mucha información a través de los sentidos, pero solo se queda con lo que le interesa. Por ejemplo, si estás buscando un trabajo sobre un tema específico y te estas preparando alrededor de ese tema, tu cerebro va a hacer todo lo posible por encontrar ese tema en su entorno.
En conclusión, para poder mejorar nuestras vidas debemos de tener en cuenta estos tres filtros mediante los cuales el cerebro procesa la información de nuestro entorno. Suena sencillo. A simple vista solo basta con llevar a cabo una tarea introspectiva de cuestionamiento para auto descubrirse.
Sin embargo, el problema que tenemos en la actualidad, sobre todo con relación al sistema reticular activador ascendente, es que vivimos constantemente sobre estimulados por las cosas. Vivimos rodeados de pantallas y sistemas digitales que se enfocan en expedir constantes cargas de dopamina que inhiben la posibilidad de que nuestra corteza prefrontal procese la información y, en consecuencia, limitan nuestra capacidad de concentrarnos y retener información. En resumidas cuentas, somos adictos a las pantallas.
Esta adicción, como cualquier otra, necesita ser tratada. Esto debido a que necesitamos la capacidad de retener información para formar en nuestro cerebro un banco de referencia que le posibilite centrar su interés en un tema en concreto y así direccionar nuestra atención, formularnos metas, aspiraciones, objetivos y, en líneas generales, un propósito aspiracional. Sin ello, nos será sumamente difícil sentirnos plenos.
Ahora bien, no todos tienen la misma fijación por las pantallas, redes sociales y aparatos digitales, sin embargo, si no somos conscientes de su influencia en nuestras vidas estamos en camino (si es que ya no lo somos) a volvernos adictos, porque la misma sociedad posibilita las condiciones para serlo. Si crees que tu exposición a pantallas te está perjudicando más que beneficiando y sientes que has perdido el control, no dudes en contactarnos, en INA contamos con excelentes profesionales y la tecnología necesaria para ayudarte.
Para más información concerniente al funcionamiento del cerebro, trastornos psiquiátricos y procedimientos de análisis eficaces puedes consultar nuestra sección de noticias.
留言