El Covid-19 ha venido a cambiarnos la vida a todos. Muchos no queremos salir de nuestros hogares por temor a contagiarse y llevar la enfermedad a nuestros familiares. Si bien es cierto, existe la posibilidad de que nos contagiemos y seamos asintomáticos, no podemos fiarnos de esto por tres motivos: En principio, ser asintomático no significa que no transmitamos la enfermedad, por ende, existe más posibilidad de que contagiemos a familiares y amigos debido a que no somos conscientes de que portamos la enfermedad. En segundo lugar, las investigaciones han demostrado que los pacientes con infección por SARS-CoV-2 que no refieren síntomas y las personas en estado presintomático solo constituyen un 40 % de todas las personas infectadas, por ende, existe un 60% de posibilidades que seamos pacientes sintomáticos, lo cual representa un gran riesgo tomando en consideración de que la enfermedad puede llegar a ser grave y hasta mortal. Y finalmente, en tercer lugar, investigaciones recientes han demostrado que la enfermedad puede causarnos daños neurológicos, incluso si somos asintomáticos. Según un artículo de Zoe Cormier publicado por la BBC, a muchas personas que sufren los efectos del Sars-CoV-2 nunca se les realiza la prueba del virus, especialmente si no presentan tos ni fiebre. Significa que si tienen síntomas neurológicos, es posible que nunca sepamos si estaban relacionados con el Sars-CoV-2. "De hecho, hay un porcentaje significativo de pacientes con covid-19 cuyo único síntoma es la confusión, no tienen tos ni fatiga”, dice Robert Stevens, profesor asociado de anestesiología y medicina de cuidados críticos en Johns Hopkins Medicine en Baltimore, Maryland, EE.UU.
.
Por su parte, la Universidad Oberta de Catalunya, publicó un artículo donde señaló y comparó los resultados de diversos estudios relacionados al tema. En este sentido señala que los resultados de un estudio que ha investigado la cognición en 84,285 personas muestran ciertas diferencias en las secuelas neuropsicológicas en función de los síntomas padecidos y el tipo de ingreso hospitalario. A las que se le aplicó ventilación mecánica vieron deterioradas sus capacidades cognitivas de manera generalizada, siendo la afectación comparable a un deterioro cognitivo de 10 años. Sin embargo, las que no recibieron ventilación mecánica mostraron un deterioro cognitivo equivalente a 5 años. Un dato sorprendente de este estudio es la afectación cognitiva de la COVID-19 en las personas que no estuvieron ingresadas. A pesar de que no mostraron alteraciones cognitivas generalizadas, su atención sí se vio afectada en un grado similar al de los pacientes ingresados.
Un estudio publicado por Zhou y colaboradores (2020) demostró que las secuelas en personas afectadas por el virus que se habían recuperado de la infección tenían déficits en las tareas de atención sostenida, una habilidad cognitiva que nos permite mantener el foco atencional en una actividad durante un largo periodo de tiempo.
Asimismo, Rogers y colaboradores (2020), en una revisión de 72 estudios, encontraron que el 38,2% de los pacientes con COVID-19 presentaban problemas de concentración y atención, y un 34% problemas de memoria. Según los datos analizados por estos autores la atención y la memoria son los procesos cognitivos más frecuentemente alterados, mientras que la ansiedad y la depresión son las alteraciones emocionales más comunes.
Comments