¿Has tenido una experiencia tan intensa que te ha hecho cuestionar todo lo que creías sobre la vida, la muerte y lo que nos une a los demás? Esas experiencias cercanas a la muerte o extracorporales, en las que las personas sienten como si se desprendieran de su cuerpo, no solo son fascinantes por su naturaleza, sino que, según un estudio reciente de la Universidad de Virginia, ¡pueden cambiar la forma en que nos conectamos con los demás! ¿Cómo es posible? ¡Vamos a descubrirlo!
Las experiencias cercanas a la muerte o “ECM”, que suelen ocurrir durante momentos críticos como accidentes o enfermedades graves, hacen que algunas áreas clave de nuestro cerebro, como la unión temporoparietal (asociada a la conciencia de uno mismo y la empatía) y la red neuronal por defecto (relacionada con los pensamientos internos y la introspección), activen una serie de cambios importantes que nos ayudan a ver el mundo de manera diferente, con más apertura y entendimiento hacia los demás.
Es decir, se plantea una "disolución del ego", un proceso en el que la persona pierde el sentido de su identidad y se siente profundamente unida al universo. Pero no te preocupes, ¡esto no significa que pierdas tu esencia! Más bien, te fortalece la empatía, la compasión y la conexión humana.
¿Qué significa todo esto en el día a día? Pues, las personas que han pasado por estas experiencias a menudo desarrollan conductas prosociales, lo que quiere decir que son más compasivas, pacientes y comprensivas. ¿Y quién no necesita un poco más de eso en su vida? De hecho, más de la mitad de los participantes en el estudio afirmaron que sus relaciones con los demás se volvieron más pacíficas y armoniosas, y muchos describieron un sentido más profundo de espiritualidad.
Este tipo de cambio puede tener un impacto significativo en la sociedad. En un mundo donde a menudo nos sentimos desconectados o atrapados en nuestros propios problemas, y donde las divisiones y conflictos parecen ser la norma, estas experiencias podrían ser una clave para fomentar una mayor empatía y comprensión mutua.
Pero, ¿podemos inducir este tipo de conexión sin una ECM? ¿Qué pasaría si pudiéramos entrenar nuestros cerebros para sentir esa conexión? Los hallazgos de este estudio abren la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo podemos replicar estos efectos transformadores. ¡Eso podría cambiar por completo la forma en que interactuamos en sociedad!
Si quieres saber cómo estos avances van evolucionando o te interesa conocer más sobre cómo funciona nuestro cerebro, ¡no dejes de leer nuestro blog!
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