En muchas ocasiones nos encontramos frente a situaciones que nos generan mucha inquietud, temor o incertidumbre.
Producto de estos eventos usamos frecuentemente un término general que trata de explicar todas las sensaciones desagradables que estamos sintiendo, tanto a nivel cognitivo (preocupación excesiva, pensamientos repetitivos, etc.) como somático (sudoración de manos, aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la frecuencia y profundidad respiratoria, sensación de opresión en el pecho, etc.), ansiedad. Me siento muy “ansioso” o “estoy ansioso” es entonces una expresión que intenta describir una preocupación y el disconfort que esta genera.
¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es realidad un mecanismo de defensa del ser humano y de todos los mamíferos en general, pues nos permite enfrentar tres situaciones de la vida cotidiana: las situaciones nuevas, las situaciones de peligro y las situaciones de evaluación. Ante estas circunstancias la ansiedad tiene como objetivo ayudarnos a estructurar conductas funcionales que nos permiten resolver estos problemas (enfrentar estas situaciones/escenarios). Conductas en las que la respuesta a través del movimiento será fundamental, ya sea que decidamos huir, defendernos, esperar, explorar, resolver, etc.
¿Cómo funciona la ansiedad? Supongamos que nos enfrentamos a un robo; en primer lugar, la ansiedad activará nuestra cognición de tal forma que nos pondrá en alerta y vigilancia, mejorará nuestra concentración, evocará de nuestra memoria toda aquella información que nos permita resolver este problema y luego ensayaremos en nuestra mente las diferentes opciones de resolución hasta que tomemos una decisión. En segundo lugar, debido a que no importa lo que decidamos, siempre ejecutaremos nuestra decisión a través del movimiento, el organismo primero hará una redistribución de la sangre, de tal forma que aumentará el flujo sanguíneo en aquellos órganos que lo optimicen, es decir, el cerebro y los músculos y retirará la sangre de la piel y las mucosas (por esta razón cuando uno está ansioso siente la boca seca, la sudoración se hace espesa y se torna pálido). Además, aumentará el tono de los músculos, en especial los que nos mantienen de pie, los del cuello, espalda, abdomen e inicio de las extremidades (por eso podemos sentir rigidez muscular). Para que la sangre llegue con glucosa y oxígeno al cerebro y los músculos, aumentará la frecuencia y la fuerza del corazón y la respiración se acelerará (por eso se puede sentir palpitaciones, sensación de opresión en el pecho y sensación de falta de aire). Así nos encontramos listos para la acción. Una vez resuelto el problema, todo regresa a la normalidad debido a que el sistema de la ansiedad se desactiva.
¿Cuándo la ansiedad es mala? La ansiedad se vuelve una enfermedad (Trastorno de Ansiedad) cuando se produce una de las siguientes situaciones:
1. La ansiedad se activa y no hay ninguna situación que la justifique.
2. Existe una situación que justifica el estado ansioso, pero la respuesta al problema es exagerada.
3. Existe una situación que justifica la ansiedad, la reacción es proporcional al evento, pero una vez que se soluciona el problema, la ansiedad no se inactiva.
Cualquiera de estas tres situaciones nos habla de un Trastorno de Ansiedad y es en estas circunstancias que debemos buscar ayuda profesional para combatirla. Prevenir los trastornos de ansiedad es factible practicando una vida saludable: haciendo ejercicio aeróbico, alimentándose sanamente, teniendo hobbies, tomando vacaciones y compartiendo con la familia.
Dr. Alberto Fernandez Arana
Comments