Según la Organización Mundial de la Salud, 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire contaminado, lo cual tiene un impacto significativo en nuestra salud cerebral, provocando cambios físicos en la estructura de nuestro cerebro y afectando nuestras funciones cognitivas.
¿Cómo afecta al desarrollo cerebral de los niños?
En el caso de los más pequeños, la contaminación aumenta el riesgo de que padezcan:
TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad)
Procesamiento de información más lento
Autismo
Síntomas depresivos y síntomas similares a la ansiedad
¿Cómo afecta a las funciones cognitivas de los adultos?
Esta contaminación influye en la aparición y progresión de enfermedades neurológicas y accidentes cerebrovasculares provocando:
Enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas
Enfermedad de Parkinson
Epilepsia
Deterioro cognitivo
Depresión
Esclerosis múltiple
Ictus, entre otros.
¿Por qué la contaminación afecta de esta manera nuestros cerebros?
Esto se debe a que la contaminación atmosférica está asociada a la neuroinflamación y al envejecimiento prematuro del sistema nervioso central, causando problemas en los procesos de:
Aprendizaje
Movimiento
Toma de decisiones
Planificación
Problemas de comportamiento
Incluso, un estudio reciente impulsado por la Universidad de Yale y la Universidad Normal de Pekín ha resaltado que después de tres años de una alta exposición a contaminantes, las personas tienen un rendimiento cognitivo similar a la pérdida de un año de escolaridad.
Además, la contaminación atmosférica termina causando más de 3 millones de muertes prematuras y más de 9 millones de muertes en total en todo el mundo.
¿Cómo podemos proteger nuestro cerebro de la contaminación?
Hay ciertas acciones que podemos realizar para respirar aire lo más saludable posible:
Si conduces un auto, cierra las ventanas del automóvil y activa el aire acondicionado del vehículo para evitar la contaminación del tráfico.
Realiza ejercicio en espacios cerrados o, en todo caso, en parques o zonas alejadas del tráfico en las horas de menor congestión.
Evita quemar basura, madera, ropa y otros objetos, ya que ello favorece a la contaminación ambiental.
Purifica el aire utilizando en la medida de lo posible purificadores de aire portátiles para reducir la exposición al aire contaminado.
Evita generar desperdicio. Compra productos duraderos, no desperdicies comida y recicla o reutiliza productos.
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