El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se inicia en la infancia y sus manifestaciones suelen presentarse antes de los 12 años. Los niños con TDAH presentan dificultades para mantener la atención voluntaria frente a actividades tanto académicas como cotidianas, problemas de control de impulsos, movimientos constantes sin un propósito claro (hiperactividad) y cambios de estado de ánimo sin motivación aparente (desregulación emocional). Por ello, esta condición es uno de los motivos de consulta más frecuentes dentro de la neuropsiquiatría infantil.
Esto ha generado un importante interés por estudiar sus causas, pues se considera que es un trastorno multifactorial, ya que influyen en su aparición y curso factores genéticos (se calcula que la herencia es del 75% aproximadamente) y factores ambientales adversos relacionados con las condiciones del embarazo y el parto, el vínculo temprano con los padres, el clima escolar, entre otros.
En este sentido, diversos autores han observado una asociación entre el TDAH y el vínculo temprano, conocido como apego, el cual es entendido como el deseo de proximidad del niño con el cuidador (padre y/o madre). Se ha encontrado que la calidad de las experiencias tempranas entre el niño y su cuidador es fundamental para el desarrollo de la voluntad y la prolongación del tiempo en la atención (atención sostenida), la perseverancia en la voluntad de resolver las tareas, el afecto positivo, el control cognitivo sobre los impulsos, la postergación de la gratificación y la regulación de los afectos.
Es allí donde radica la importancia de considerar intervenciones a nivel de la relación entre los padres y el niño, la cual se ve frecuentemente afectada, ya que los niños con TDAH desde muy pequeños suelen ser irritables, difíciles de calmar, muy activos y resistentes al cambio, dificultando un vínculo en el que los padres sean sensibles a sus necesidades y demandas, empeorando la condición actual y el pronóstico del trastorno.
Por lo antes mencionado, debemos tomar en cuenta que el TDAH es una entidad que influye de manera significativa en la relación entre el niño y sus padres, existiendo aspectos relacionados con los estilos parentales y con las características del niño que dificultan el logro de un vínculo seguro. Por ello, las intervenciones psicoterapéuticas tempranas en donde se involucre no solo al niño sino también a su entorno parental, aportarán beneficios indiscutibles en la respuesta positiva al tratamiento de esta condición.
Lic. Giomy Riveros Arenas
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