La depresión es un padecimiento sobre el que influyen diversos factores psicológicos, biológicos y sociales. A nivel biológico, hay muchos estudios que muestran como la depresión provoca alteraciones en diferentes mecanismos del cerebro, según se trate de un hombre o una mujer.
Factores genéticos. Este trastorno tiene un fuerte componente hereditario, es decir, las personas que tengan familiares diagnosticados con depresión tendrán mayor riesgo de sufrir la enfermedad. Pero en el caso de la mujer, se ha encontrado una mayor expresión de un polimorfismo (forma diferente) del gen que se encarga de codificar la molécula responsable del trasporte de la serotonina, neurotransmisor fundamental para la regulación del estado de ánimo. Este trasportador de serotonina diseñado por este gen polimórfico es ineficaz, y podría ser uno de los responsables de una mayor frecuencia de depresión en ellas.
Factores psicológicos. Los rasgos de personalidad también influyen en su padecimiento. El hecho de que las mujeres tengan mayores niveles de neuroticismo y ansiedad, así como una mayor sensibilidad y reactividad, está relacionado con un mayor riesgo de sufrir depresión.
Factores sociales. En términos de redes de apoyo, el estar divorciado o viudo provoca mayores depresiones en hombres que en mujeres. Pero también debemos anotar, que las mujeres aún constituyen una población de riesgo para sufrir maltrato físico, psicológico y abuso sexual en muchos países y esta realidad contextual, podría también ser un factor preponderante que explique el porqué el ser mujer constituye un factor de riesgo para sufrir depresión.
Dicho lo anterior, la gravedad de los síntomas que presentan tanto hombres y mujeres es muy parecida. Sin embargo, el sexo femenino tiende a experimentar más síntomas depresivos cognitivos y somáticos (culpabilidad excesiva, tendencia al llanto, etc.), mientras que en los hombres los síntomas están más relacionados con irritabilidad, trastornos de conducta, abuso de sustancias y alcohol.
Si bien diversos estudios han indicado que las mujeres, a lo largo de la vida, tienen mayor riesgo de sufrir depresión, tanto en la adolescencia como en la adultez, de manera recurrente y crónica, estos episodios suelen ser más puntuales. En cambio, los varones suelen ser más propensos a sufrir una depresión más persistente. Un dato adicional, es que la comorbilidad con trastornos ansiosos y alimentarios están más ligados a la mujer, ya que el efecto estacional sobre el ánimo es mayor en ellas, traduciéndose en tristeza, aumento de peso, antojo de carbohidratos y aumento de la somnolencia. A pesar de estas diferencias, los tratamientos tanto en hombres como en mujeres suelen ser muy similares al momento de abordar el problema.
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