Los padres cumplen un rol importantísimo en la crianza de los hijos y, por ende, tienen una gran responsabilidad. Sin embargo, los padres, así como los hijos, son seres humanos con virtudes y falencias, y tienen todo el derecho a equivocarse.
Nadie nace sabiendo cómo criar a los hijos, pero todos hacemos nuestro mejor esfuerzo. Ante la necesidad de encontrar algunas soluciones a dificultades comunes, se han generado capacitaciones, previas al parto, que nos ayudan a estar preparados para lo que viene. Anteriormente, los padres de los padres (los abuelos de los niños) cumplían esta función, pero a medida que la atención sanitaria ha ido creciendo, se han creado programas que dan herramientas de probada eficacia para la crianza.
Se ha demostrado que los padres que pueden aplicar la atención plena (centrada en el aquí y el ahora de las necesidades del niño), la flexibilidad psicológica (capacidad para adaptarse a condiciones cambiantes) y la compasión a sus propias vidas están mejor preparados para fomentar ambientes familiares adecuados, y también son psicológicamente más sanos. La crianza de los hijos es una relación dinámica entre las personas, los niños y los padres. Cada uno influye en el otro y viceversa. Los padres modelan, instigan y apoyan el comportamiento de sus hijos en cada momento compartido. Si los padres son flexibles, es más probable que los niños lo sean y viceversa. Así lo demostró un estudio reciente, donde se encontró que el entrenamiento positivo de habilidades parentales, cuando se combinó con un formato de terapia que fomenta estos tres pilares (atención plena, flexibilidad y compasión), tuvo un amplio impacto en muchas áreas del funcionamiento de los padres, la familia y la pareja, así como la salud en las familias de niños que sufren discapacidades.
Hallazgos como estos son clave para que la labor de los padres, y sus necesidades, no deban ser medidos simplemente por su capacidad para cumplir un rol para sus hijos, aunque ese rol sea importante. Afortunadamente, en el caso de la flexibilidad psicológica, no hay necesidad de elegir uno u otro: podemos tener ambos, y podemos lograr ambos al mismo tiempo.
A medida que comenzamos a apreciar el papel de la flexibilidad psicológica en las prácticas de los padres y la salud psicológica de los niños, las parejas y las familias, podemos ver mejor la creciente necesidad de defender la importancia de los comportamientos pro sociales y la salud psicológica de los niños en lugar de simplemente ir reduciendo comportamientos problemáticos. En lugar de una perspectiva eliminativa, es útil adoptar un enfoque positivo de construcción del repertorio conductual del niño.
La atención plena, la compasión y la flexibilidad psicológica son clases de acción aprendidas que son relevantes para una amplia gama de circunstancias. En otras palabras, estas habilidades de comportamiento positivo son necesarias para crear resiliencia (capacidad para reponerse de situaciones de estrés patológico) en los en los niños y las familias y para prevenir problemas a largo plazo y son necesarias y útiles para padres, parejas, familias y niños por igual. Las familias son sistemas, y es importante invertir en cambios dirigidos a conjuntos coherentes de habilidades fundamentales. La atención plena, la compasión y la flexibilidad psicológica conforman este conjunto de habilidades.
Lic. Edgardo Llerena Henzler
Referencia
Leeming, E., & Hayes, S. C. (2016). Parents Are People Too: The Importance of Parental Psychological Flexibility. Clinical Psychology: Science and Practice, 23(2), 158–160. https://doi.org/10.1111/cpsp.12147
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