El Trastorno del Espectro Autista (TEA) está en aumento, o al menos así lo indica la Organización Mundial de la Salud: aproximadamente 1 de cada 100 niños en todo el mundo está diagnosticado con este trastorno, y la cifra parece seguir subiendo. En este contexto, la detección temprana del autismo no es solo importante, es crucial. Un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia entre un futuro lleno de desafíos insuperables o uno en el que se puedan sortear con mejores herramientas.
Y aquí es donde la inteligencia artificial (IA) entra en escena como una especie de superhéroe moderno. En los últimos años, los algoritmos de aprendizaje automático han demostrado ser una herramienta más poderosa de lo que muchos podrían haber imaginado. No es solo que la IA ayude; es que está comenzando a proporcionar una precisión sin precedentes en la identificación de señales tempranas de autismo en niños pequeños, a veces incluso antes de que se manifiesten los síntomas evidentes. Sí, la IA está viendo cosas que los ojos humanos podrían pasar por alto.
¿Cómo lo hace?
Un estudio fascinante de la Universidad de Duke muestra que no estamos hablando de ciencia ficción. Utilizaron IA para analizar los movimientos oculares de bebés mientras miraban una serie de imágenes en una pantalla. ¿El resultado? Los bebés que luego fueron diagnosticados con autismo mostraban patrones de mirada diferentes en comparación con aquellos que no desarrollaron el trastorno. La IA pudo predecir con una precisión del 90% cuáles de esos niños desarrollarían autismo. Es como si la IA tuviera una bola de cristal, pero en lugar de magia, usa datos.
Y si pensabas que solo miraban a los ojos, prepárate para esto: la IA también está analizando patrones de voz y lenguaje en niños pequeños. Un estudio publicado en Scientific Reports encontró que estos algoritmos podían identificar características del habla que son indicativas del TEA. Desde la entonación hasta la velocidad del habla, la IA está detectando señales que a nosotros nos podrían pasar desapercibidas. ¿La precisión? Más del 85% en niños de tan solo 18 meses.
Pero la cosa no se queda ahí. Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte han desarrollado un modelo de IA que analiza imágenes de resonancia magnética (IRM) de los cerebros de bebés de seis meses. ¿Qué encontraron? Que el algoritmo podía predecir el diagnóstico de autismo a los dos años con una precisión del 81%. La IA no solo está viendo patrones, está literalmente observando el cerebro para identificar diferencias en la conectividad cerebral y el crecimiento estructural que son característicos del TEA.
En resumen, la IA tiene el potencial de cambiar las reglas del juego en la detección y manejo del autismo. A medida que la tecnología sigue avanzando, es probable que veamos una integración más profunda de la IA en la práctica clínica diaria. Esto no solo permitirá una atención más oportuna y personalizada, sino que también mejorará la vida de los niños con TEA y la de sus familias.
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