Muchas personas consumen café como si de un remedio se tratase. Esto se debe a los efectos que la cafeína tiene sobre nuestro organismo. En esencia, el café es una bebida que te mantiene activo y despierto. Seguramente has escuchado más de una vez que si te sientes cansado es mejor que vayas por un café para despertarte. Bueno, hoy te vamos a explicar cuál es la lógica detrás del funcionamiento de la cafeína y, sobre todo, por qué deberías de tener cuidado de abusar de ella.
¿Cómo conseguimos energía?
Para que nuestro cuerpo funcione necesitamos “combustible”, es decir, alimento. Cada vez que comemos nos llenamos de energía para poder afrontar los desafíos y actividades del día a día. Nuestro organismo canaliza dicha energía mediante el ATP.
El ATP es el nucleótido adenosín trifosfato y es el intermediario más rico en energía, el más común y universal. Como indica su nombre, está formado por una adenina, una ribosa y un grupo trifosfato. La unión de la adenina con la ribosa se la conoce como adenosina. Su principal función es servir de aporte energético en las reacciones bioquímicas que se producen en el interior de una célula para mantener sus funciones activas, como, por ejemplo, la síntesis de ADN y ARN, las proteínas y el transporte de determinadas moléculas a través de la membrana celular.
¿Cómo funciona la cafeína?
A lo largo del día el cuerpo va gastando energía y la forma de gastarla es cortando estos fosfatos de uno en uno hasta quedarse solo con la adenosina. El cerebro tiene sensores para captar la adenosina que deambula por ahí para identificar cuánta energía has gastado. Cuando esto pasa, el cerebro inicia procesos que te hacen sentir más cansado para que empieces acciones como la de dormir. La molécula de cafeína es parecida a la de la adenosina y puede unirse a estos receptores, pero funciona diferente. Básicamente lo que hace la cafeína es unirse a la adenosina para que el cerebro no la intercepte y, por ende, el cerebro le dice al resto del cuerpo que puede seguir gastando energía, cuando en realidad no hay tanta energía para gastar. Como consecuencia, una vez que el efecto de la cafeína se acaba te sientes mucho más cansado de lo que deberías.
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