La evaluación neurocognitiva es un instrumento que permite estudiar el funcionamiento del cerebro para complementar los resultados obtenidos por otros procedimientos como el SPECT cerebral, la tomografía computada o la resonancia magnética. Esta evaluación busca medir cómo se desenvuelven las capacidades cognitivas del individuo y contrastarlas con el funcionamiento de diferentes áreas y sistemas del cerebro. Se suele recomendar ante la presencia en el paciente de síntomas o quejas relacionados con la memoria, la atención o el razonamiento.
¿Cómo funcionan las evaluaciones neurocognitivas?
La cognición es el conjunto de habilidades que a las personas les permiten funcionar de manera óptima. Existen seis tipos de pruebas de capacidad cognitiva:
Razonamiento numérico
Razonamiento verbal
Habilidad espacial
Razonamiento lógico
Velocidad de aprendizaje
Rapidez y precisión perceptiva.
Estas pruebas se llevan a cabo mediante test, tanto cuantitativos como cualitativos, donde se plantean una serie de preguntas y ejercicios que el paciente deberá de ir desarrollando para determinar si sus capacidades cognitivas, dentro de las áreas antes mencionadas, se desempeñan adecuadamente.
La utilidad de los resultados de estos test se puede extender a diversas circunstancias. De esta forma, los test pueden ayudar a identificar desde debilidades en áreas o funciones específicas, hasta evaluar los efectos tóxicos de diferentes sustancias ingeridas como fármacos o sustancias prohibidas.. A su vez, también pueden ser usadas dentro de centros de trabajo durante el periodo de reclutamiento de personal para identificar si el perfil del candidato se adecua a las tareas que deberá realizar en su puesto de trabajo. En el caso de los niños, incluso puede ayudar a identificar trastornos cognitivos precoces o el tipo de enseñanza y/o apoyos que puedan ayudarlos a potenciar y desarrollar sus capacidades intelectuales.
¿Qué aspectos se evalúan dentro de una evaluación neurocognitiva?
Los procesos para evaluar varían dependiendo de las necesidades específicas de cada paciente. Sin embargo, en líneas generales, los principales aspectos a medir en una evaluación típica son los siguientes:
La capacidad intelectual general
El aprendizaje y la memoria
Las habilidades visoespaciales
El temperamento y la personalidad
El lenguaje
La atención y la concentración
Las destrezas de ejecución de alto nivel o funciones ejecutivas (por ej., secuenciación, razonamiento, resolución de problemas)
La Evaluación Neurocognitiva debe ser realizada por profesionales que tengan una formación sólida en neuropsicología cognitiva y es importante que se trabaje mediante la integración de diversos procesos diagnósticos, tanto cualitativos como cuantitativos, para poder realizar una adecuada interpretación de estos.
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